En el ámbito de la literatura, comprender los distintos planos narrativos es fundamental para analizar y crear textos con coherencia y profundidad. Uno de los conceptos clave es el de los planos subjetivo y objetivo, que permiten diferenciar entre la visión interna de los personajes y la narración externa que guía la historia. Este artículo abordará con detalle qué significa cada uno, cómo se manifiestan en las obras literarias y cuál es su importancia en la construcción de una narrativa coherente.
¿Qué es el plano subjetivo y el objetivo en literatura?
El plano subjetivo se refiere a la percepción interna de un personaje, es decir, lo que siente, piensa o experimenta emocionalmente. Se manifiesta a través de los pensamientos, sentimientos, opiniones o interpretaciones personales de los personajes. En contraste, el plano objetivo describe los hechos de forma externa, sin involucrar emociones o juicios subjetivos. Este plano presenta los eventos tal como son, sin la intervención directa de los personajes.
Por ejemplo, en el plano subjetivo, un personaje podría describir una tormenta como un enemigo que aterra mi alma, mientras que en el plano objetivo, la misma tormenta se describe como una lluvia intensa que duró tres horas.
La importancia del uso de planos narrativos en la literatura
El uso de planos subjetivos y objetivos en una narrativa no solo enriquece la historia, sino que también permite al lector comprender mejor los motivos, emociones y acciones de los personajes. Estos planos ayudan a construir una narrativa tridimensional, donde se combinan lo que ocurre en la realidad con lo que los personajes perciben o sienten.
En obras como *La Metamorfosis* de Franz Kafka, el plano subjetivo de Gregor Samsa es fundamental para transmitir su aislamiento y desesperanza. En cambio, el plano objetivo permite al lector ver la situación desde el punto de vista de la familia, sin la subjetividad del protagonista. Esta dualidad es clave para comprender la complejidad del relato.
La relación entre narrador y planos subjetivos y objetivos
El narrador desempeña un papel crucial en la utilización de los planos subjetivo y objetivo. Si el narrador es omnisciente, puede alternar entre ambos planos con facilidad, mostrando tanto los pensamientos internos de los personajes como los eventos externos. Si, por otro lado, el narrador es limitado, como en el caso de un narrador en primera persona, el enfoque se basará principalmente en el plano subjetivo, lo que puede restringir el conocimiento del lector sobre otros personajes o situaciones.
Por ejemplo, en *1984* de George Orwell, el narrador omnisciente permite al lector acceder tanto al plano subjetivo de Winston (sus pensamientos rebeldes) como al plano objetivo (las acciones de la Oceania). Esta combinación potencia el impacto emocional y político de la obra.
Ejemplos de planos subjetivo y objetivo en obras literarias
Para ilustrar estos conceptos, podemos analizar ejemplos concretos de literatura clásica y contemporánea. En *Cien años de soledad* de Gabriel García Márquez, el narrador omnisciente utiliza con frecuencia el plano subjetivo para mostrar las emociones y pensamientos de los personajes, como en el caso de Úrsula Iguarán, cuyas preocupaciones y frustraciones son expresadas de manera muy personal.
Por otro lado, en *Ulises* de James Joyce, el plano subjetivo se lleva al extremo con la técnica del discurso interior, donde se muestran los pensamientos de los personajes sin intervención narrativa externa. Esto contrasta con escenas donde se describe la realidad de forma objetiva, como en la descripción del trayecto de Leopold Bloom por Dublín.
Concepto de subjetividad y objetividad en la narración
La subjetividad en la narración implica que el lector perciba la historia a través de los ojos de un personaje, con sus emociones, juicios y puntos de vista. La objetividad, por el contrario, muestra los hechos sin coloración emocional, como si fuera un observador neutral. Esta dualidad permite al autor construir una narrativa más rica y multidimensional.
En el caso del narrador objetivo, como en *El viejo y el mar* de Ernest Hemingway, se presentan los hechos de forma clara y directa, sin embargo, a través del lenguaje y la descripción, el lector puede inferir los sentimientos del personaje. Esta técnica permite al lector construir su propia interpretación basada en lo que se narra.
Recopilación de técnicas narrativas que utilizan planos subjetivo y objetivo
Existen varias técnicas narrativas que combinan o alternan entre planos subjetivo y objetivo. Algunas de ellas incluyen:
- Discurso directo e indirecto: Muestra los pensamientos de los personajes desde una perspectiva subjetiva.
- Narración omnisciente: Permite al narrador conocer y describir los pensamientos de múltiples personajes, combinando ambos planos.
- Narración en primera persona: Enfoca la historia desde el plano subjetivo del narrador-personaje.
- Narración en tercera persona limitada: Combina el plano subjetivo de un personaje con el plano objetivo de los eventos.
- Discurso interior: Presenta los pensamientos internos de un personaje sin intervención narrativa.
Cada una de estas técnicas puede ser más o menos subjetiva u objetiva, dependiendo del enfoque del autor.
El impacto de los planos narrativos en la construcción de personajes
Los planos subjetivo y objetivo no solo describen eventos, sino que también son herramientas esenciales para construir personajes tridimensionales. A través del plano subjetivo, se revelan las motivaciones, conflictos internos y evolución emocional de los personajes. Por su parte, el plano objetivo permite mostrar sus acciones y relaciones con otros personajes de manera objetiva.
En *Rebecca* de Daphne du Maurier, el plano subjetivo de la narradora permite al lector vivir su inseguridad y evolución emocional, mientras que el plano objetivo describe los eventos sociales y la relación con Max. Esta combinación hace que el personaje sea más comprensible y cercano al lector.
¿Para qué sirve diferenciar entre el plano subjetivo y el objetivo?
Diferenciar entre estos dos planos permite al lector comprender mejor la historia y los personajes. Al reconocer qué parte de la narrativa es subjetiva y qué parte es objetiva, se puede interpretar con mayor precisión la intención del autor y la estructura de la obra.
Además, esta distinción es fundamental para los estudiantes y críticos literarios que analizan una obra desde una perspectiva académica. Permite identificar estrategias narrativas, construir mapas conceptuales y realizar interpretaciones más profundas.
Alternativas narrativas a los planos subjetivo y objetivo
Aunque los planos subjetivo y objetivo son conceptos clásicos en la narrativa, existen alternativas o combinaciones que enriquecen la obra. Por ejemplo, el plano onírico, que describe los sueños de los personajes, puede mezclarse con el subjetivo para mostrar sus deseos o miedos inconscientes.
También se puede hablar del plano irónico, donde el narrador describe los hechos de manera objetiva, pero con una intención humorística o crítica, lo que añade una capa de interpretación al texto. Estos planos no son excluyentes del subjetivo y objetivo, sino que complementan la narrativa con otros enfoques.
La narrativa y la percepción del lector
La forma en que los planos subjetivo y objetivo se utilizan en una narrativa influye directamente en la percepción del lector. Un lector puede sentir empatía con un personaje si se le permite ver su mundo interno, o puede sentirse desconectado si la narración es puramente objetiva.
Esta dinámica permite al autor controlar el ritmo emocional del lector, equilibrando entre lo que ocurre y cómo se siente. Por ejemplo, en *Orgullo y prejuicio*, Jane Austen combina ambos planos para mostrar tanto las emociones de Elizabeth como los eventos sociales de la época, logrando una narrativa equilibrada y envolvente.
Significado del plano subjetivo y objetivo en la narrativa literaria
El plano subjetivo representa la visión interna de los personajes, sus emociones, pensamientos y juicios. El plano objetivo, en cambio, describe los hechos de manera externa, sin intervención emocional. Ambos son herramientas narrativas esenciales que permiten al autor construir una historia con profundidad y realismo.
La combinación de ambos planos puede ser variada: desde una narrativa en primera persona, profundamente subjetiva, hasta una narración omnisciente que combina múltiples perspectivas. En cualquier caso, el uso consciente de estos planos enriquece la obra y permite una mayor conexión entre el lector y la historia.
¿Cuál es el origen del concepto de planos subjetivo y objetivo en literatura?
El concepto de planos subjetivo y objetivo tiene sus raíces en la teoría literaria moderna, particularmente en el siglo XIX y XX, con autores como Gustave Flaubert y Henry James, quienes exploraron nuevas formas de narrar. Flaubert, en obras como *Madame Bovary*, utilizó una narración objetiva para mostrar la vida de su protagonista sin juicios morales, lo que fue una innovación en su época.
Henry James, por su parte, fue pionero en el uso del punto de vista limitado, donde el lector conoce solo lo que un personaje percibe, lo que se considera una forma avanzada de plano subjetivo. Estas innovaciones sentaron las bases para el desarrollo de las técnicas narrativas modernas.
Diferentes enfoques narrativos basados en subjetividad y objetividad
En la literatura, los enfoques narrativos pueden variar según el grado de subjetividad o objetividad que el autor elija. Algunos de los enfoques más comunes son:
- Narrador omnisciente: Combina ambos planos con facilidad.
- Narrador limitado: Se enfoca en el plano subjetivo de un personaje.
- Narrador en primera persona: Totalmente subjetivo.
- Narrador en tercera persona objetiva: Muestra solo los hechos sin juicios o emociones.
- Narrador irónico: Combina el plano objetivo con una intención crítica o humorística.
Cada enfoque tiene sus ventajas y desafíos, y el autor debe elegir el que mejor se ajuste a su propósito narrativo.
¿Cómo se identifica el plano subjetivo y el objetivo en un texto?
Para identificar el plano subjetivo y objetivo en un texto literario, es útil hacer preguntas clave:
- ¿El texto muestra pensamientos, sentimientos o juicios de un personaje?
- ¿Se describe un hecho sin emociones o interpretaciones?
- ¿El narrador interviene para mostrar lo que siente un personaje?
- ¿Los eventos se presentan de forma neutral o con una intención emocional?
Al reconocer estos elementos, se puede determinar si el texto se centra en el plano subjetivo, en el plano objetivo o en una combinación de ambos. Esta habilidad es fundamental para el análisis literario y la comprensión crítica.
Cómo usar los planos subjetivo y objetivo y ejemplos de uso
Para usar correctamente los planos subjetivo y objetivo en la narrativa, es necesario planificar con anticipación qué perspectiva se quiere presentar. Si el objetivo es mostrar la emoción de un personaje, se utilizará el plano subjetivo. Si el objetivo es mostrar los hechos sin influencia emocional, se recurrirá al plano objetivo.
Ejemplo de uso en narrativa:
- Plano subjetivo: Era como si el mundo se me cayera encima. No podía creer que hubiera perdido a mi hermano de esa manera.
- Plano objetivo: El hombre se quedó parado en el umbral de la puerta, con la mirada fija en el suelo.
Esta alternancia permite al lector construir una imagen más completa de la historia.
El papel del lector en la interpretación de los planos narrativos
El lector juega un papel activo en la interpretación de los planos subjetivo y objetivo. Mientras que el autor elige cómo presentar la historia, el lector debe inferir, interpretar y construir sentido a partir de lo que se narra. Este proceso puede variar según la experiencia, cultura y sensibilidad del lector.
Por ejemplo, lo que un lector percibe como un evento neutro, otro puede interpretarlo como una señal de tensión emocional. Esta variabilidad en la percepción subraya la importancia de los planos narrativos como herramientas para guiar, pero no limitar, la interpretación del lector.
La evolución histórica del uso de los planos narrativos
A lo largo de la historia, el uso de los planos subjetivo y objetivo ha evolucionado. En la literatura clásica, como en Homero o Shakespeare, la narración era más objetiva y omnisciente. Con el tiempo, los autores modernos comenzaron a explorar el interior de los personajes, como en el caso de Dostoievski o Virginia Woolf, quienes pusieron el acento en el plano subjetivo.
Esta evolución refleja cambios en la sociedad y en la percepción del ser humano. Mientras que en el pasado se valoraba más la objetividad y la moralidad explícita, en la literatura moderna se prioriza la introspección y la ambigüedad.
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