Gráfica de yield que es

Gráfica de yield que es

En el mundo de la ingeniería, la manufactura y el control de calidad, existe una herramienta visual clave que permite evaluar el rendimiento de un proceso: la gráfica de yield. Este tipo de representación permite a los responsables de producción y control de calidad analizar la eficiencia de un sistema, identificar cuellos de botella y tomar decisiones informadas para mejorar la calidad del producto final. A continuación, exploraremos en profundidad qué es, cómo se interpreta y por qué es fundamental en entornos industriales y de fabricación.

¿Qué es una gráfica de yield?

Una gráfica de yield es una representación visual que muestra el porcentaje de productos terminados exitosamente en cada etapa de un proceso de fabricación. Es decir, cuantifica cuántos de los artículos que entran al proceso salen listos para su uso, sin defectos o con el nivel de calidad esperado. Esta métrica, conocida como yield, o rendimiento, es fundamental para medir la eficiencia y la calidad de un sistema productivo.

Por ejemplo, si una fábrica procesa 1000 unidades y al final solo 900 resultan aptas, el yield es del 90%. Esta gráfica permite visualizar cómo el rendimiento cambia a lo largo del tiempo o entre distintas líneas de producción. Además, puede ser utilizada para comparar diferentes procesos, detectar tendencias negativas y tomar acciones correctivas en tiempo real.

Un dato histórico interesante

El concepto de yield ha estado presente en la industria desde finales del siglo XIX, pero fue en las décadas de 1980 y 1990, con la expansión de la fabricación just-in-time y la gestión de la calidad total (TQM), cuando se consolidó como una métrica esencial. Empresas como Toyota y Motorola fueron pioneras en implementar gráficos de yield para optimizar sus procesos y reducir costos asociados a defectos y rechazos.

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La importancia de visualizar el rendimiento de procesos

Visualizar el rendimiento de un proceso no solo es útil, sino esencial para cualquier organización que busque la excelencia operativa. La gráfica de yield se convierte en una herramienta estratégica que permite identificar áreas de mejora con una claridad que los datos numéricos no siempre ofrecen. Al graficar los porcentajes de rendimiento, se pueden observar patrones que, de otra manera, pasarían desapercibidos en una simple tabla de datos.

Por ejemplo, una disminución repentina en el yield puede indicar un problema en una etapa específica del proceso. Esto podría deberse a una falla en el equipo, un cambio en el material de entrada o una variación en las condiciones ambientales. Al observar estas fluctuaciones en una gráfica, los ingenieros y supervisores pueden actuar de inmediato para corregir la situación y evitar pérdidas económicas significativas.

Yield vs. eficiencia: ¿son lo mismo?

Es común confundir yield con eficiencia, pero ambos conceptos, aunque relacionados, no son idénticos. El yield se refiere exclusivamente al porcentaje de unidades que salen del proceso sin defectos, mientras que la eficiencia abarca más aspectos, como el uso de recursos, el tiempo de producción, la energía consumida, entre otros. Una alta eficiencia no garantiza un alto yield, y viceversa.

Por ejemplo, una línea de producción puede ser muy eficiente en términos de tiempo y recursos, pero si el porcentaje de unidades defectuosas es alto, el yield será bajo. Por otro lado, un proceso puede tener un yield excelente, pero si consume más energía de la necesaria, su eficiencia general será baja. Por eso, es importante medir ambas métricas de forma complementaria.

Ejemplos prácticos de gráficas de yield

Un ejemplo común de gráfica de yield se encuentra en la industria semiconductora. En este sector, cada etapa del proceso de fabricación de chips puede afectar el rendimiento final. Una gráfica de yield podría mostrar cómo el porcentaje de chips sin defectos disminuye a medida que avanza el proceso, desde la producción del wafer hasta el encapsulado final.

Otro ejemplo es en la producción de automóviles, donde se mide el yield en cada línea de ensamblaje. Si en una etapa específica, como la pintura, el yield cae repentinamente, se puede investigar si hay problemas con los robots, la calidad de la pintura o el entorno de trabajo.

Algunos ejemplos de cómo se utilizan estas gráficas incluyen:

  • Gráfica de yield por línea de producción
  • Gráfica de yield por semana o mes
  • Gráfica comparativa entre proveedores o materiales
  • Gráfica de yield acumulativo a lo largo del proceso

El concepto del yield en la gestión de calidad

El yield no es solo una métrica operativa, sino un concepto central en la gestión de la calidad. Su importancia radica en que permite medir directamente el impacto de los defectos en el proceso y, por ende, en el costo total de producción. Un bajo yield puede traducirse en mayores costos de rework, mayor desperdicio y, en consecuencia, en una disminución de la rentabilidad.

Enfoques como el Six Sigma y el DMAIC (Define, Measure, Analyze, Improve, Control) utilizan el yield como una de sus métricas clave para identificar oportunidades de mejora. Estos métodos buscan aumentar el yield mediante la eliminación de variaciones y la reducción de defectos, lo que no solo mejora la calidad del producto, sino también la satisfacción del cliente.

5 ejemplos de gráficas de yield en diferentes industrias

  • Industria semiconductora: Gráfica de yield por etapa del proceso de fabricación de chips.
  • Automotriz: Gráfica de yield en cada estación del proceso de ensamblaje.
  • Farmacéutica: Gráfica de yield en la producción de medicamentos para garantizar la pureza y la efectividad.
  • Aeroespacial: Gráfica de yield en la fabricación de componentes críticos como turbinas o sistemas de navegación.
  • Alimentaria: Gráfica de yield en la producción de alimentos enlatados o empaques para evitar contaminación.

Cada uno de estos ejemplos refleja cómo el yield se adapta a las necesidades específicas de cada industria, permitiendo una medición precisa del rendimiento.

Más allá del yield: métricas complementarias

Además del yield, existen otras métricas que suelen usarse en conjunto para obtener una visión más completa del rendimiento de un proceso. Algunas de estas son:

  • OEE (Overall Equipment Effectiveness): Combina disponibilidad, performance y calidad para evaluar la eficiencia total del equipo.
  • RTY (Rolled Throughput Yield): Mide el porcentaje de unidades que pasan por todas las etapas sin defectos.
  • DPMO (Defects per Million Opportunities): Usado en Six Sigma para cuantificar la calidad del producto.
  • CTQ (Critical to Quality): Identifica los factores clave que afectan la calidad del producto final.

Estas métricas, junto con la gráfica de yield, forman parte de un conjunto de herramientas que permiten a las organizaciones monitorear, analizar y mejorar continuamente sus procesos.

¿Para qué sirve la gráfica de yield?

La gráfica de yield tiene múltiples usos en el ámbito industrial y de fabricación. Algunos de los más importantes son:

  • Monitoreo del rendimiento: Permite seguir el progreso del proceso en tiempo real.
  • Detección de problemas: Identifica cuellos de botella o puntos críticos con bajas tasas de rendimiento.
  • Comparación entre procesos: Facilita la comparación entre diferentes líneas de producción o proveedores.
  • Toma de decisiones: Ayuda a los líderes a tomar decisiones basadas en datos objetivos.
  • Mejora continua: Es una herramienta clave en programas de mejora continua como Lean Manufacturing y Six Sigma.

Por ejemplo, si una fábrica nota que el yield de su proceso de corte disminuye constantemente, puede iniciar una investigación para determinar si el problema está en el equipo, en el personal o en el material de entrada.

Alternativas al término yield en la industria

Aunque el término más común es yield, en diferentes contextos y sectores se utilizan sinónimos o términos relacionados. Algunos de ellos incluyen:

  • Rendimiento: En contextos generales, especialmente en fabricación y control de calidad.
  • Eficiencia de proceso: Enfocado en el uso de recursos y tiempo.
  • Tasa de éxito: Usado en procesos de ensayo-error o automatización.
  • Tasa de aceptación: En procesos donde se rechazan unidades no conformes.
  • Ratio de producción efectiva: En contextos de optimización y logística.

Aunque estos términos tienen matices distintos, su uso depende del sector y del enfoque del análisis. En todos los casos, el objetivo es medir cuán eficaz es un proceso para producir una salida útil y de calidad.

La importancia de la visión gráfica en la gestión de procesos

La visualización de datos, y en este caso la gráfica de yield, es una herramienta poderosa que permite a los responsables de la producción comprender rápidamente el estado de un proceso. La capacidad de ver a simple vista las fluctuaciones, las tendencias y los puntos críticos de un sistema es fundamental para tomar decisiones ágiles y efectivas.

Además, las gráficas facilitan la comunicación entre equipos, ya que los datos abstractos se convierten en representaciones visuales que son más fáciles de entender. Esto es especialmente útil en reuniones de revisión de procesos o en presentaciones a gerentes y stakeholders, donde la claridad y la objetividad son esenciales.

¿Qué significa el yield en términos técnicos?

En términos técnicos, el yield es el cociente entre el número de unidades exitosas y el número total de unidades procesadas. Su fórmula básica es:

$$

Yield = \frac{\text{Unidades exitosas}}{\text{Unidades procesadas}} \times 100

$$

Este cálculo puede aplicarse a una sola etapa de un proceso o al proceso completo. En el caso de procesos complejos, se utiliza el Rolled Throughput Yield (RTY), que multiplica los yields de cada etapa para obtener el rendimiento total. Por ejemplo, si un proceso tiene tres etapas con yields del 95%, 90% y 85%, el RTY sería:

$$

RTY = 0.95 \times 0.90 \times 0.85 = 0.72675 \text{ o } 72.675\%

$$

Esto indica que, aunque cada etapa tiene un rendimiento alto, el rendimiento acumulado es significativamente menor.

¿De dónde viene el término yield?

El término yield proviene del inglés y se traduce como rendimiento o producción. En contextos industriales, se utilizó por primera vez a mediados del siglo XX, especialmente en la industria manufacturera, como una forma de cuantificar cuánto de lo producido era útil y cuánto se desperdiciaba. Con el tiempo, se adoptó en diversos sectores, incluyendo la agricultura, la minería, la química y la tecnología, adaptándose a cada contexto para medir el éxito operativo.

En la fabricación de semiconductores, por ejemplo, el yield se utilizó desde los años 60 y 70 para medir la eficiencia de la producción de chips. A medida que la industria crecía, el concepto se amplió a otros procesos, convirtiéndose en una métrica clave en la gestión de la calidad.

Variaciones del término yield en diferentes sectores

El término yield se adapta y varía según el sector en el que se aplica. Algunas de estas variaciones incluyen:

  • Yield en agricultura: Refiere a la cantidad de cosecha obtenida por unidad de área cultivada.
  • Yield en finanzas: Se refiere al rendimiento de una inversión, como el rendimiento de un bono.
  • Yield en química: Indica la cantidad de producto obtenido en una reacción química en comparación con el teórico.
  • Yield en minería: Mide la cantidad de mineral extraído en comparación con el total disponible.
  • Yield en informática: En sistemas de almacenamiento, puede referirse al porcentaje de datos que se pueden leer sin errores.

Aunque el término varía, el concepto central es el mismo: medir el porcentaje o proporción de lo obtenido en relación con lo esperado o lo disponible.

¿Cómo se calcula el yield?

El cálculo del yield es sencillo pero fundamental. Para calcular el yield de una etapa o proceso, se utiliza la fórmula:

$$

Yield = \left( \frac{\text{Unidades exitosas}}{\text{Unidades procesadas}} \right) \times 100

$$

Por ejemplo, si una fábrica procesa 1000 unidades y 950 salen sin defectos, el cálculo sería:

$$

Yield = \left( \frac{950}{1000} \right) \times 100 = 95\%

$$

Este cálculo puede aplicarse a una única etapa o al proceso completo. Para procesos con múltiples etapas, se utiliza el Rolled Throughput Yield (RTY), que multiplica los yields individuales de cada etapa.

Cómo usar la gráfica de yield y ejemplos de uso

La gráfica de yield se puede implementar en varios formatos, dependiendo de los objetivos del análisis. Algunos ejemplos de uso incluyen:

  • Gráfica de línea: Muestra la evolución del yield a lo largo del tiempo.
  • Gráfica de barras: Compara el rendimiento entre diferentes líneas de producción o proveedores.
  • Gráfica de áreas apiladas: Muestra el rendimiento acumulativo en cada etapa del proceso.
  • Gráfica de control: Permite detectar fluctuaciones anormales y predecir tendencias.

Por ejemplo, en una fábrica de electrónica, una gráfica de línea podría mostrar cómo el yield ha ido disminuyendo mes a mes, lo que indicaría la necesidad de una revisión en los procesos. En otro caso, una gráfica de barras podría comparar el rendimiento de dos proveedores de materia prima, ayudando a decidir cuál es más eficiente.

El papel del yield en la automatización industrial

Con la llegada de la Industria 4.0, el yield ha adquirido un nuevo nivel de relevancia. Gracias a los sistemas de automatización y a la integración de sensores inteligentes, es posible monitorear el yield en tiempo real y con una precisión sin precedentes. Esto permite ajustar parámetros de producción de manera dinámica, reducir defectos y optimizar recursos.

Por ejemplo, en una línea de ensamblaje automatizada, los robots pueden estar equipados con sensores que detectan defectos en las piezas, registran el número de unidades rechazadas y actualizan automáticamente la gráfica de yield. Esta información se envía a un sistema de gestión, donde los ingenieros pueden analizar los datos y tomar decisiones con base en evidencia.

El futuro de la gráfica de yield en la inteligencia artificial

En los próximos años, la gráfica de yield no solo será una herramienta de visualización, sino también un componente clave en algoritmos de inteligencia artificial y machine learning. Estos sistemas podrían analizar grandes volúmenes de datos de yield para predecir fallos, optimizar procesos y hasta sugerir mejoras en tiempo real.

Por ejemplo, una red neuronal podría aprender patrones de disminución en el yield y alertar a los operarios antes de que ocurra un fallo. También se podrían usar técnicas de análisis predictivo para estimar el yield futuro en base a variables como la temperatura ambiente, la calidad de los materiales o el estado del equipo.